Sostenibilidad energética: la era del biogás

24 Ago2021

Por fín una “Hoja de Ruta” del Biogás, entre las herramientas de lucha contra el cambio climático

El pasado 15 de julio, el MITERD sometió a información pública la propuesta de la Hoja de Ruta del Biogás, llenando así un vacío que resonaba en el sector, entre tanta planta solar y parque eólico, e incluso instalaciones de biomasa.

Se trata de una propuesta que pretende impulsar la generación de este recurso en nuestro país a partir, fundamentalmente, de residuos agrícolas y ganaderos, residuos domésticos y lodos de depuradora.

Biogás_1Los hábitos de consumo de lo que denominamos el mundo civilizado, requieren la explotación de un gran número de explotaciones agrícolas y ganaderas destinadas a la alimentación de una población que, a su vez, genera cantidades ingentes de residuos orgánicos. Esta cadena de producción y consumo de recursos alimenticios, junto con la producción de combustibles fósiles y la gestión de residuos y aguas residuales, constituyen, hoy en día, las principales fuentes de generación de gas metano, el más común y potente de los principales gases de efecto invernadero: su potencial de calentamiento global es veinte veces superior al del CO2, que es responsable en un 30% del calentamiento global que se ha producido a partir de la revolución industrial.

La propuesta de la Hoja de ruta del biogás establece medidas que potenciarán y aumentarán en cantidad y calidad el biogás generado en nuestro país. Se estima que aplicando este paquete de medidas se aumentará la producción de biogás hasta 10,4 Twh. Este objetivo se alinea con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (2021-2030), con la Estrategia de Economía Circular y con la Directiva (UE) 2018/2011 del Parlamento Europeo y del Consejo, relativa al fomento del uso de la energía procedente de fuente renovables.

La consecución de esta hoja de ruta logrará la reducción de la emisión de 2,1 millones de toneladas equivalentes de CO2 en 2030.

La producción de biogás se estimuló a finales del siglo pasado porque aparentemente resolvía un doble problema: por simplificar, podemos decir que permitía un tratamiento “eco” de los residuos de los que se abastece el proceso; a la vez que se generaba un material apto para su uso agrícola; y la factura la pagaba la energía generada en el proceso (en autoconsumo o vertida a la red). Los cambios regulatorios acabaron con esa financiación, y con la posibilidad de aprovechar muchos de los digestatos como fertilizantes, con lo que el sector básicamente se vino abajo.

Biogás_2La hoja de ruta viene a reconocer la necesidad de esta fuente de energía aunque con un mejor y más moderno planteamiento. Prevé, que en 2030 el 45% del biogás recuperado a través de los procesos de digestión anaerobia será destinado a usos térmicos y energéticos en el sector industrial; mientras que el 55% restante será utilizado como combustible, por el transporte pesado, flotas de camiones de limpieza o recogida de residuos.

Parte de esta última fracción de biogás podría ser depurada para su inyección a la red gasista, con objeto de desplazar al gas natural. El incremento del coste derivado del proceso de depuración del gas, requerido para la inyección a la red, es la causa de que el objetivo fijado para la cantidad de biogás consumido por esta vía en 2030 sea tan solo del 1%, lo que es una de las críticas que el sector hace a la hoja de ruta del biogas.

Las medidas de la Hoja de Ruta

La Hoja de ruta del Biogás, incluye 43 medidas que se articulan en cinco líneas de acción principales:

  • Instrumentos regulatorios, destinados tanto potenciar la puesta en valor de este recurso, como a simplificar y facilitar los trámites administrativos que preceden a la puesta en marcha de las instalaciones de producción, distribución y consumo del biogás, y a potenciar el uso como fertilizantes de los residuos que se generan en el proceso de digestión anaerobia.
  • Instrumentos sectoriales, que incluyen obligaciones de uso tanto del biogás y del biometano como del digestato o digerido (residuo) generado en el proceso.
  • Instrumentos económicos, incluyen líneas de ayuda al desarrollo del biogás, consideraciones fiscales aplicables a su comercialización, y ayudas condicionadas a la reducción de la emisión CO2
  • Instrumentos transversales, recogen medidas destinadas a aumentar la penetración y venta del biogás, estableciendo cuotas de obligado cumplimiento, medidas de apoyo a proyectos en zonas en las que ya existan actividades agroalimentarias, ganaderas o instalaciones de gestión de residuos, medidas para promocionar el consumo de proximidad del biogás a través del apoyo y promoción de comunidades energéticas locales, medidas para el acercamiento del consumo de biogás a los ciudadanos, implicación de los planes educativos, promoción de la implicación ciudadana en la correcta segregación de residuos,
  • Impulso I+D+I, fomento de la investigación, promoción de estudios de prefactibilidad, estudios de viabilidad de utilización del biogás en la industria, así como promoción de la utilización del biogás en el transporte, en aquellas zonas que presenten dificultades respecto a la electrificación.

Resolviendo el crucigrama de los residuos orgánicos

De forma directa, la ejecución de estas medidas puede ayudar a solventar uno de los problemas más acuciantes en la gestión de los residuos, mejorando de forma sustancial el aprovechamiento de los biorresiduos.

El modelo actual de gestión de los residuos orgánicos en nuestro país resulta claramente insostenible. Las deyecciones ganaderas son aplicadas directamente como enmienda orgánica y, a pesar de que este tipo de gestión está regulado, cada vez hay más zonas declaradas vulnerables frente a la contaminación por nitratos, en las que debe restringirse este tipo de gestión. Esta circunstancia genera un grave problema a las explotaciones ganaderas, dado que en la mayor parte de los casos no existe una alternativa de gestión económicamente viable, siendo minoría las instalaciones ganaderas que integran plantas de biometanización para el aprovechamiento energético de las deyecciones que generan, y lo hacen en unas condiciones financieramente inadecuadas.

Biogás_3Por otro lado, la gestión de los biorresiduos municipales resulta, si cabe, todavía más insostenible.

La recogida selectiva de la fracción de la materia orgánica no está implantada en la mayor parte de los municipios. Los modelos de recogida de materia orgánica, no resultan eficaces y difieren sustancialmente entre regiones, municipios e incluso entre diferentes barrios de una misma ciudad.

De modo que, actualmente la mayor parte de la “materia orgánica”, está constituida por la fracción consiguen recuperar las plantas de tratamiento mecánico de residuos domésticos mezclados. Esta materia orgánica se destina, bien a fermentación aerobia (compostaje) o bien a biometanización. Sin embargo, el proceso de compostaje de este residuo, da como resultado una material bioestabilizado de baja calidad sin posibilidad de comercialización, que sigue teniendo la condición legal de residuo y cuyas características, en la mayor parte de los casos, no permiten más destino que su eliminación en vertedero.

Parte de la materia orgánica seleccionada, ya es tratada en plantas de biometanización, sin embargo, estas instalaciones adolecen en muchos casos de problemas causados por la presencia de impropios, consecuencia de la falta de implantación de una recogida selectiva de materia orgánica eficiente, que se traducen en sucesivas averías, baja calidad del proceso y el producto final y escasa productividad.

En resumen: grandes inversiones para finalizar con el material en un vertedero.

Visto el panorama actual, y considerando las directrices normativas dictadas desde la Unión Europea, tanto en materia de residuos como en materia de energía, la producción eficiente de biogás se presenta como una opción con un importante potencial en nuestro país, pudiendo contribuir este aprovechamiento de los residuos orgánicos de forma significativa a la descarbonización de la economía y a la transición a un modelo de producción circular.

Y es que, si analizamos la gestión de los residuos de carácter orgánico de los últimos 20 años, resulta evidente que estamos, literalmente, tirando al suelo o enterrando recursos energéticos, a la par que contaminamos suelos, acuíferos y, de paso, aceleramos el cambio climático.

Un largo camino por andar

No obstante, la transición a la economía circular, no solo implica la utilización de ayudas y recursos económicos para la puesta en marcha de instalaciones de producción transporte y utilización de biogás, si no que requiere numerosos cambios.

Por un lado, son indispensables los instrumentos regulatorios a que alude la Hoja de Ruta: hay que impulsar un cambio legal largamente demandado por la sociedad –en España y en toda Europa- que facilite la utilización racional –y ambientalmente segura- de los materiales generados en el proceso: las fracciones sólida y líquida del digestato.

No debemos olvidar que pese a que los procesos de generación de biogás realizan el aprovechamiento energético de la materia orgánica, este tratamiento no reduce de forma sustancial el volumen de los residuos, si no que únicamente extrae en forma de metano una parte del carbono contenido en ellos. La gestión más adecuada para el digestato (insistimos: actualmente un residuo) es su utilización en agricultura bien como enmienda o bien como componente de otros fertilizantes, consiguiendo de este modo reciclar la materia orgánica y cerrando el círculo de la producción.

También se requiere un cambio radical en el comportamiento individual de la ciudadanía, tanto en lo que se refiere a consumo, como a la gestión de nuestros desechos, apostando decididamente por una separación adecuada de los biorresiduos en los domicilios, negocios e industrias.

Debemos ser conscientes de que, en el caso de la producción del biogás, el punto crítico es la disponibilidad y calidad de la materia orgánica que se utiliza, no solo para garantizar la calidad del biogás generado, si no para garantizar la calidad del residuo que se genera en el proceso, que habitualmente denominamos digerido o digestato.

La ejecución de las medidas de la Hoja de Ruta del Biogás, en línea con las políticas de economía circular y la transición energética, producirán un beneficio ambiental notable a través de la mejora en la gestión de los residuos, la dinamización de la economía en las zonas rurales y la contribución a la desaceleración del cambio climático.

No todo es color de rosa

No obstante lo anterior, hay muchas barreras que derribar. Los cambios legales apuntados serán lentos, y los objetivos de generación, a decir del sector, poco ambiciosos.

El biogás luchará en competencia desigual con otras fuentes de energía de flotas de vehículos, aunque en las experiencias actuales es más económico y cómodo que el vehículo eléctrico.

La sustitución progresiva de parte del gas natural por biogás permitiría avanzar hacia una compleja independencia energética, y de paso reducir la “factura de la luz”, que actualmente se paga a tipos marginales vinculados al gas natural. Pero de momento eso es una utopía: la meta de sustitución del 1% lo dice todo.

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El periodo de información pública, para presentar observaciones o alegaciones a la Hoja de Ruta del Biogás concluirá el 15 de septiembre de 2015.El documento completo puede consultarse en este enlace, las alegaciones podrán remitirse por correo electrónico a bzn-hrbiogas@miteco.es<bzn-hrbiogas@miteco.es.

En www.ambinor.com puedes encontrar buena parte de nuestras referencias, en asesoramiento legal y administrativo en los trámites de legalización y puesta en marcha de plantas de producción de energías renovables, actividades industriales y de gestión de residuos. Si tienes cualquier consulta al respecto, estaremos encantados de atenderte.

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