Las importantes conclusiones del Sexto Informe de Evaluación (IE6) del IPCC: un alegato contra negacionistas

12 Ago2021

IPCC_flower-887443_1920La primera publicación del informe de síntesis de IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) llegó esta semana, a falta tan solo de dos años para la celebración del primer “balance mundial” de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), donde se evaluará el progreso de los Estados firmantes del Acuerdo de París.

El informe es un claro alegato contra negacionistas.

 

El Sexto Informe de Evaluación analiza el clima pasado, presente y futuro del planeta Tierra, así como modeliza sobre las variaciones climáticas regionales. Como resultado de ocho años de investigación, contempla una serie de cuestiones clave sobre el futuro que nos espera, a las cuales se deberá de atender significativamente por su relevancia.

 

Estado actual del clima

El Informe es claro: es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, los océanos y la tierra. Los cambios rápidos y generalizados sobre el sistema climático de la atmósfera, los océanos, la criosfera y la biosfera están ocurriendo. Además, se reafirma en que a pesar de que las fluctuaciones climáticas del planeta son algo que se ha producido desde sus inicios de forma natural, la influencia humana ha calentado el clima a un ritmo sin precedentes en al menos los últimos 2.000 años.

IPCC_CambioTemperatura_Fuente IE6

Figura 1. Comparación del cambio en la temperatura de la superficie terrestre bajo un escenario de factores humanos y naturales conjuntos observados y un escenario de factores tan solo naturales simulados. Fuente: IE6.

La escala del conjunto de cambios actuales sobre el sistema climático terrestre y su estado actual no ha tenido precedentes desde hace siglos. La influencia humana está afectando tanto al clima como a la meteorología extrema de todas las regiones, dando lugar a los grandes fenómenos meteorológicos observados, como son las últimas inundaciones sufridas en Alemania o China.

Sí, es cierto que ningún fenómeno meteorológico adverso concreto (p.ej. los dos mencionados) puede decirse que es consecuencia directa del cambio climático; pero sí puede afirmarse que el incremento en la frecuencia de estos fenómenos lo es.

 

Posibles climas futuros

El Informe define un contexto futuro marcado por un continuo aumento de la temperatura de la superficie terrestre y resalta que, a menos de que las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero (GEI) sean considerablemente reducidas en las próximas décadas, los límites de aumento de temperatura de 1,5 y 2ºC serán superados durante este siglo.

Los incrementos en la temperatura global se traducirán en mayores cambios sobre la temperatura, precipitación y humedad de cada región -con sus respectivas consecuencias sobre la agricultura y la ecología de las comunidades naturales-, mientras que los efectos sobre los sucesos extremos serán de una mayor frecuencia e intensidad. Toma especial relevancia el efecto sobre el ciclo del agua global, en el cual se magnificará la variabilidad y severidad de los monzones y los periodos de lluvias y sequías. En cuanto a los sumideros de carbono tanto terrestres como oceánicos se espera que su efectividad para frenar la acumulación de CO2 en la atmósfera disminuya.

El estudio plantea la irreversibilidad por siglos o milenios de los cambios producidos por las emisiones GEI presentes y futuras, especialmente los producidos sobre los océanos, el permafrost y el aumento del nivel del mar.

 

Riesgo climático y adaptación regional

En cuanto a los cambios a corto plazo a escala regional, se deja en claro que la influencia humana sobre el clima durante este siglo se verá suavizada por la acción de los factores y variaciones naturales, por lo cual se espera un efecto moderado. No obstante, en el Informe se insiste en que es importante tener en cuenta estas modulaciones al planificar la gama completa de posibles cambios ya que, con un mayor calentamiento global, se prevé que cada región experimente cada vez más cambios simultáneos y múltiples sobre los factores que impulsan el impacto climático.

Asimismo, recuerda que los eventos con menos probabilidad de acontecer como son el colapso de la capa de hielo, los cambios en el sistema de circulación oceánica o un calentamiento sustancialmente mayor del rango que ha sido estimado no pueden descartarse y deben formar parte de la evaluación de riesgos.

 

Limitar el cambio climático

Tal y como se expresa en el Informe, cada tonelada de emisiones de CO2 aporta al calentamiento global. Se insta a conseguir necesariamente el objetivo de cero emisiones netas de CO2 junto a una fuerte reducción de otras emisiones de GEI como única opción para limitar el calentamiento global provocado por el hombre. De la misma forma añade que la reducción de las emisiones de metano (CH4) son también un apoyo contra el calentamiento global, así como una mejora para la calidad del aire.

 

Pero persisten las barreras en la lucha contra el cambio climático

Lamentablemente, persisten las barreras en la lucha contra el cambio climático que se manifiestan continuamente desde los años 80. La más severa de ellas, que los efectos alertados siempre se refieren a un “lejano plazo indeterminado”, lo que lleva a muchos a pensar que “este asunto no me afecta”. Los afanes de cada día nos impiden apreciar en su dimensión los que nos esperan para un incierto futuro.

También relevante, la distinta situación económica de los países implicados en el Acuerdo de Paris (y muchos que no lo están), que aparentemente obliga a una lucha “a dos velocidades” que será, evidentemente muchísimo más eficaz. Los países en vías de desarrollo quieren luchar contra el cambio climático cuando hayan disfrutado de los supuestos beneficios del corto plazo del desarrollismo, que los países ricos llevan décadas disfrutando.

EL negacionismo hace también su efecto, no tanto en términos de “descreimiento” de la población, como en que sirve de excusa para que pensemos que, mientras exista debate y no se llegue a una conclusión, como individuos no tenemos que pronunciarnos a través de nuestras acciones.

Por otro lado, la enorme confianza en nosotros mismos: en nuestra ciencia y tecnología, hacen que muchos piensen que sí, que existe un problema, pero que el saber humano lo solventará de una forma u otra. Razonamiento peligroso porque no es desmentible, y lleva a la inacción.

Las soluciones pasan por la implicación de los gobiernos y la exigencia de la ciudadanía. De ésta podemos esperar poco porque nuestras preocupaciones tienen más que ver con mañana que con dentro de 30 años; y no sería justo que se nos exigiese una acción decidida cuando los problemas principales son trasnacionales: aquí el “piensa localmente y actúa globalmente” se queda corto.

Así pues, serán los hechos los que nos llevarán a las soluciones: las recientes y graves inundaciones en varias regiones alemanas llevaron al gobierno a priorizar la dialéctica sobre el cambio climático en sus alegatos y decisiones: en la medida que los efectos aumenten la frecuencia e intensidad el debate se hará por sí solo acuciante. Pero si es así, entretanto, ¿todos cruzados de brazos?

 

Fuentes:

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